¿Y si los amamos a los dos?

Proyecto Pitch / 20 de agosto del 2022

Hola, mi nombre es Renata Santana. Los que ya me conocen sabrán que hice escuela en casa por más de 9 años. Fue gracias a este medio que se enfoca mucho en la familia y en la educación que fui adquiriendo una nueva perspectiva y aprendiendo más sobre varios de estos temas que ahora son controversiales. Si, me encantan. Pero por hoy, sólo les estaré hablando de uno de ellos: el aborto inducido.

¿Quién de aquí sabe qué es un aborto? Levanten la mano. La definición del aborto inducido es la interrupción voluntaria del embarazo. ¿A qué se refiere esto?

Pues, veamos los significados: interrupción es terminar con el proceso natural de algo

Voluntaria (cómo de seguro todos ya saben) es hacer algo por libertad, gusto o determinación propia.

Y el embarazo por definición es el periodo entre la concepción y el parto cuyo propósito es desarrollar un nuevo ser humano.

Entonces, ¿qué pasa en un aborto? Pues se está voluntariamente terminando con el proceso natural del desarrollo de un nuevo ser humano.

Esto, en varios países, es común que ocurra en las primeras semanas del embarazo a través de pastillas que básicamente bloquean el crecimiento y por medio de contracciones se expulsa el “feto”.

Lo importante aquí es tener en cuenta que en la concepción se produce un organismo vivo que se le llama un cigoto. Es el único organismo de una sola célula que puede crecer hasta un ser vivo completo. Ningún otro organismo tiene la capacidad de hacer esto. Tenemos comprobado por la ciencia que este cigoto ya es un ser vivo, tal vez no completamente desarrollado o formado. Todavía sigue en desarrollo. Para eso es el embarazo y para eso toda la etapa desde bebé hasta adulto. El hecho de que esté dentro del vientre o en otra etapa de su vida, no lo hace menos vivo.

Como bien mencionan los biólogos Natalia López y Esteban Santiago en su artículo de bioética: “A una vida incipiente no se le puede negar la dignidad que le confiere su carácter personal, por el hecho de no manifestar todavía las peculiaridades que corresponden a otra etapa de su vida” (López Moratalla et al., 2011)

Ese “producto del embarazo” es un ser humano vivo desde la concepción y es una verdad que no se puede negar. Está comprobado que 1. está vivo, 2. es de la raza/especie humana. (Por ejemplo, un humano no va a dar a luz a un perro/ “Cada uno según su especie” como dice Genesis) y 3. que tiene su propio ADN. Esto lo hace en corto, un individuo vivo de la especie humana. O en otras palabras una persona.

Y como dice la Comisión Nacional de los Derechos Humanos:

“Toda persona tiene derecho a que su vida sea respetada.”

En la Biblia también tenemos ejemplos de este respeto y dignidad hacia la vida:

Dios nos ve como individuos hechos a su semejanza. Tenemos un valor intrínseco por el puro hecho de que hayamos sido formados por el creador del universo. Somos hechos por el mismo creador de la vida. Por el único que tiene derecho a darla y a quitarla. Dios tiene tan alta estima de la vida que incluso en el antiguo testamento, estaba dispuesto a tomar la vida del culpable para así salvar más vidas. Así de grandemente Dios respeta la vida y la dignidad que tenemos todos como seres humanos creados por Dios.

Pero lo que está pasando es que ahora la gente quiere apropiarse de este derecho que sólo Dios tiene. Están diciendo que el aborto es un derecho y deberían poder “terminar su embarazo”. No se dan cuenta (o saben y no les importa) que le estás privando de la vida a este nuevo ser humano en el vientre de su madre.

Parafraseando lo que vimos al principio el aborto inducido es voluntariamente asesinar a una persona en el vientre de su madre. En el mero lugar donde debería estar más protegido. En la etapa más crucial de su desarrollo. No es una muerte accidental porque como vimos al principio – es “voluntario”. Es un asesinato. Se está voluntariamente matando a un valioso miembro de la familia. Una institución que, nuevamente, fue creada por Dios. Está siendo atacado no sólo el diseño perfecto de Dios para la familia sino al ser humano como individuo.

Tristemente, en México ya es legal el aborto en todos los estados por violación y en ya cuatro estados es legal hasta las 12 semanas por cualquier razón.

Podríamos darle gracias a Dios que nuestra situación no está tan mal cómo en estados unidos donde el aborto es legal hasta los 9 meses y tienen más de 1700 abortos al día. ¡Imagínense eso! Ah, pero ¿en México no estamos tan mal verdad?

¿Saben cuántos abortos hubo en promedio al día del 2008 al 2021 en México?

Hubo un promedio de 47 abortos al día.

¡Sean 1700 o 47 abortos al día, debemos darnos cuenta de que cada uno de esos abortos representa un bebé. ¡Un bebé que no tuvo la oportunidad de nacer! Cada uno de estos tiene valor y muchas veces vemos estas cifras como cualquier otra cifra sin ver la problemática que existe detrás de cada uno de estos números.

Cada uno de estos abortos, no sólo representa un bebé sino una madre que tomó una decisión difícil en medio de una situación de necesidad. Ya sea que hayan pasado por el terrible evento de una violación, abuso sexual de parte de su pareja o familiares o que estén pasando por una situación económica muy difícil. Cada una de estas mujeres tiene una necesidad o están en un lugar de vulnerabilidad. Suelen estar sujetas a rechazo por parte de su pareja, familia, amigos e incluso la iglesia.

Buscan una razón, una luz en este tiempo difícil. No un ojo que juzga. Buscan cambiar fácil y rápido lo que está pasando. Incluso esas mujeres que toman orgullo en reconocer que están matando a su bebé y marchan en manifestaciones y protestas, tienen una necesidad espiritual de Cristo. También las mujeres que se han realizo un aborto necesitan amor y entendimiento de nuestra parte, no juicio por su decisión. Muchas, si no es que todas, probablemente terminan arrepentidas y con sentimientos de culpa. Merecen conocer el perdón que se encuentra en Cristo. Tenemos la oportunidad de ayudarlas. A todas ellas.

No debemos dejarnos llevar por la locura política, los alborotos de las feministas y recordar que detrás de esta fachada hay mujeres que necesitan apoyo, ayuda y amor.

Aquí es donde entramos nosotros los jóvenes. Dios nos ha puesto en su Iglesia y en cada una de nuestras comunidades para demostrar el mismo amor que Cristo nos dio en la cruz. Aquí y ahora es donde nos ha puesto Dios. No en las manifestaciones, no metiéndonos a líos de posiciones políticas y no gritándoles o discutiendo con enojo con las personas que están a favor del aborto. Sino aquí, junto a tu prójimo. En tu comunidad. Con tu vecina, tu amiga, tu hermana, tu compañera de trabajo o esa conocida que sabes está pasando por algo difícil. Ahí es.

Desde ser la persona que escucha con amor y trata de entender, que está ahí para apoyar hasta la persona que da de lo suyo para ayudar económicamente a estas mujeres y a sus bebés o conectando con organizaciones que pueden ayudarlos a los dos.

Recordémosles que incluso si sienten que están pasando por el momento más difícil y confuso de su vida, hay esperanza. Hay luz en la oscuridad. Y ¿saben qué? Dios está en cada paso del camino. Tanto de la madre como del bebé. ¡Y como el tuyo! Dios pondrá las acciones y palabras correctas en tu corazón para poder usar tu vida, tu juventud para ayudar a los demás.

Entonces, para ya terminar quiero hacerle esta pregunta a cada uno de ustedes: ¿Y si amamos a los dos?

Fuentes de Consulta:

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